Mercadillo solidario de ropa de mujer

Ropa de marca, blusas o camisas nuevas que vienen hasta con su etiqueta; vestidos de fiesta que solo se han utilizado una vez… Más de treinta mujeres han donado su ropa, trajes de fiesta, collares y pendientes para el mercadillo solidario de primavera del PAS de la Fundación CARF.

Todas las voluntarias, además de generosas, lo han hecho con el entusiasmo de que los beneficios recaudados irán destinados a la formación de seminaristas y sacerdotes diocesanos y religiosos y religiosas de todo el mundo.

mercadillo solidario ropa mujer
Visitantes del mercadillo solidario de ropa mujer buscando complementos.

Oración y mercadillo de apoyo a las vocaciones

El domingo 21 de abril, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas. De vocaciones, la Fundación CARF sabe mucho. Porque una de sus misiones es ayudar en la formación integral de vocaciones de aquellos países con escasos recursos para que ninguna vocación se pierda.

Carmen Ortega y Rosana Diez-Canseco, presidentas del Patronato de Acción Social de la Fundación CARF nos cuentan cómo se organizan para montar este mercadillo solidario que tanto ayuda con sus recursos y oraciones a la futura formación de estas vocaciones: «durante todo el año nos movemos entre amistades y conocidas para que nos donen la ropa en buen estado que no usan. Eso sí, tiene que estar prácticamente nueva. Hacemos una selección y lo que pensamos que está en condiciones de no poder venderse, como si fuese casi de primera mano, en muchos caso lo es, lo donamos a una parroquia de Vallecas».

Mercadillo con un buen fin

Hay señoras que entregan un vestido que solo se lo han puesto una vez para una fiesta especial, y están convencidas de que no le van a volver a dar más uso. «Incluso tenemos chicas que les han regalado una blusa, que no se han visto bien con ella, que, con el paso del tiempo, no la han cambiado; está nueva y nos la donan. Saben que están contribuyendo con un fin muy bueno».

Este mercadillo solidario del PAS de la Fundación CARF, de ropa y complementos de mujer, se organiza todas las primaveras. Este año desde el 16 hasta el 18 de abril, de martes a jueves, en horario de tarde, de 17 a 20 horas en el local del Patronato (calle Reina Mercedes 22).

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Rosana y Carmen, de izquierda a derecha, sonríen en un local lleno de ropa.

Talleres y actividades

En este local, las voluntarias del PAS se reúnen una vez a la semana para sus talleres, como el de restauración de muebles, que luego se venden en los mercadillos semestrales y en el anual, que se celebra a finales de año y que celebrará en 2024 su 27ª edición. También se encuentran otro día para tejer ropa de bebé que se vende bajo pedido.

Otra de las actividades estrella es el bordado de las albas y lienzos litúrgicos que regalan a los seminaristas, de Bidasoa y Sedes Sapientiae, cuando regresan a sus países de origen para ordenarse sacerdotes tras su período de intensa formación.

Mochilas de vasos sagrados

El PAS de la Fundación CARF y sus actividades cubren el coste de las icónicas mochilas de vasos sagrados, elementos que llegan al alma de los futuros sacerdotes. Estas mochilas van más allá de ser una mera herramienta; permiten a los sacerdotes llevar consigo todo lo necesario para impartir celebrar la Santa Misa y los sacramentos de manera digna, incluso en los rincones más remotos del mundo. Y en ellas se guarda también el alba cosida a la medida de cada uno en los talleres del PAS.

Si no te ha dado tiempo a acudir a este mercadillo solidario, donde podrás adquirir ropa y complementos de mujer para ayudar a la formación integral de seminaristas y sacerdotes diocesanos de todo el mundo, no te preocupes. «Vamos a mantener el mercadillo abierto para poder ofrecer nuestra ropa y complementos. Lo único que tienes que hacer es llamarnos y pedir cita», comentan Carmen y Rosana.


Pedir cita: Rosana, 659 057 320. Carmen, 659 378 901.

Correo: [email protected]

Marta Santín, periodista especializada en información religiosa.

«La formación y el temple reduce el riesgo de dudar del camino trazado por Dios»

De hecho, llegó a ejercer como profesor en la Universidad Nacional de Piura, en Perú, su país natal. Nueve años después ejerce nuevamente como docente en su ciudad, pero ahora impartiendo clases de Teología en la Universidad de Piura, una obra de apostolado del Opus Dei, de la que además es el capellán de la Facultad de Ingeniería.

El padre Chinguel se trasladó a España para formarse para ser sacerdote, y en la Universidad de Navarra completó los estudios de Bachiller en Teología. Después realizó la Licenciatura en Teología Moral y por último el Doctorado, cuya tesis defendió en 2021. Entre tanto, don José Luis fue ordenado sacerdote en 2020. Justo tras su ordenación pasó varios meses en Murcia, en dos colegios de Fomento, hasta que al fin pudo volver a Perú para proseguir con su ministerio sacerdotal.

José Luis Chinguel Beltrán sacerdote

En esta entrevista con la Fundación CARF este sacerdote evoca con gran cariño su paso por Pamplona, su ordenación sacerdotal en Roma, los frutos de la formación que ha recibido en estos años y los grandes recuerdos que ha vivido ya una vez ordenado.

Dios, el Señor de los Milagros

Ha vivido en Europa y también en Perú, su país natal. ¿Qué similitudes y qué diferencias ha visto en la fe y en la Iglesia en ambos lugares? Durante mi estancia en Europa sólo pude conocer España, Francia e Italia. Son naciones de larga tradición católica, pero que aún mantienen la fe en sectores de la sociedad de cada país. Sí que he notado el avance del proceso de secularización, pero Dios sigue suscitando en los corazones deseos de buscarle y de entrega a su servicio. De hecho, recuerdo que, en la universidad durante las jornadas de Teología y demás conferencias, notaba la presencia de alumnos de otras facultades, especialmente de Medicina, muy interesados en oír temas de fe y de religión que se nos ofrecía a nosotros.

La gran ventaja de Europa, a mi parecer, radica en estar cerca de Roma, centro del catolicismo, así como estar cerca de lugares históricos para la fe: Santiago de Compostela, Asís, Fátima, Lourdes, y otros más. Por su parte, Perú se caracteriza por ser oficial y mayoritariamente católico, aunque la práctica de fe es claramente menor. Sin embargo, la devoción popular tiene un “jale” potente entre las personas. Hay una en concreto que está muy arraigada y es la del Señor de los Milagros, a quien muchos peruanos rinden mucha devoción.

Precisamente estudió en Pamplona, ¿cómo fue su experiencia? En efecto, estudié en Pamplona, desde septiembre de 2015. Una hermosa experiencia. Llegué allí con 33 años, luego de haber ejercido la profesión de economista por más de diez años. Fue un retorno a las aulas que al principio me costó. Tuve que esforzarme un poco para ponerme al nivel del resto de mis compañeros.

¿Qué le llamó más la atención de su paso por la Universidad de Navarra? Varias cosas. Lo hermoso del campus, la gran variedad de procedencia de los alumnos y, sobre todo, lo organizada que está la universidad. Otra de las cosas llamativas fue que a los alumnos de Teología se nos consideraba igual que al resto de alumnos de otras facultades, con los mismos derechos, las mismas obligaciones y con accesos a los mismos lugares que los demás. Recuerdo gratamente la cordialidad de las secretarias, de los que atienden en la biblioteca…

José Luis Chinguel Beltrán sacerdote

¿Cómo le ha ayudado en su labor pastoral la formación que recibió? Los estudios en Pamplona en la Facultad de Teología de la UNAV, no sólo me han servido para ahondar en el conocimiento de la Sagrada Teología, sino también en el buen hábito de buscar fuentes confiables a las que acudir para la preparación de la predicación, lo que es una constante en el ministerio sacerdotal.

¿Y en el ámbito más personal y espiritual? Sin duda, el haber vivido en el Colegio Mayor Aralar, donde estuvo san Josemaría, cuya estela espiritual ha dejado mucha huella en mí y en las personas que le conocieron y que me trasmitieron en interesantísimas tertulias y, en general, en todas las actividades de estudio y de formación que allí recibí.

¿Cuáles han sido los momentos más memorables que ha vivido como sacerdote? Al día siguiente de ser ordenado en Roma fui a la plaza de san Pedro para el Ángelus con el Papa. Al terminar, las personas con las que estaba decidimos ir a almorzar al barrio del Trastévere. Estando allí, en una de las calles por las que pasamos, había un par de señoritas jóvenes que se encontraban recogiendo firmas. Una de ellas se acercó y me dijo, muy rápido, unas palabras que no entendí; y a continuación me pidió en italiano que le diera una bendición. Para mí fue el primer acto como clérigo: dar la bendición a una persona.

Pero, sobre todo, recuerdo el momento de mi ordenación, que no sabría explicar. Ese momento culmen lo noté durante la imposición de las manos que hizo el cardenal que nos ordenó.

José Luis Chinguel Beltrán sacerdote

El primer bautizo que oficié fue algo especial

¿Y alguno más? La primera Misa que me tocó celebrar, que fue en la iglesia romana san Girolamo della Caritá. Fue un regalo de Dios por ser una iglesia hermosa, porque asistió el cardenal de Lima y varios compatriotas que se enteraron de mi ordenación y quisieron asistir. Un día después, pasé por Francia, rumbo a Pamplona junto con otros cinco sacerdotes. Pernoctamos en Lyon y el anfitrión nos animó a ir a Ars y celebrar Misa allí, en la capilla donde está el santo patrono de los párrocos y sacerdotes, san Juan María Vianney. Fue otro gran regalo de Dios.

Tampoco olvidaré el primer bautizo que oficié, fue algo especial. También la primera boda celebrada en Piura. En las conversaciones previas a esa boda, les decía a los novios que yo estaba más nervioso que ellos, pero que trataría de serenarme y darles confianza.

Desde la experiencia que ya atesora, ¿qué cree que es lo que necesita el sacerdote ante los numerosos retos a los que se enfrenta cada día para llevar a Dios a los demás? Mirando en perspectiva no sólo los estudios que nos capacitan mucho y bien nos ayudan a afrontar los retos de nuestro ministerio, sino también el hecho de forjar el temple espiritual y de enriquecer el alma. Pienso que esto nos reafirma mucho en nuestra vocación y reduce así el riesgo de dudar del camino trazado por Dios.

Por otro lado, la ayuda económica recibida para los estudios incluye el alojamiento en una buena residencia o colegio mayor en condiciones suficientes, lo que nos va educando en la dignidad que como sacerdotes hemos de cuidar, si cabe con algo más de exigencia, al ejercer el ministerio.

José Luis Chinguel Beltrán sacerdote

¿Añadiría algo más? Sí, el deporte que uno procura hacer en este tiempo también constituye un hábito saludable de cara a la tarea de ayudar a las almas. Así, la sobrecarga sacerdotal se puede disipar y sobrellevar mejor. Cada domingo organizaba un partido de fútbol sala en el pabellón deportivo de la Universidad de Navarra.

¿Quiere decir algo a los benefactores de la Fundación CARF? A los benefactores de la Fundación CARF les hago saber mi más sincero agradecimiento. Querría decirles que su generosidad hace mucho bien y que Dios Nuestro Señor lo tendrá muy en cuenta como méritos para ustedes y su familia. Cuenten con mis oraciones, aunque no los conozca personalmente. Por la comunión de los santos pienso que las oraciones de los sacerdotes benefician a todos aquellos que han hecho posible su formación y su ordenación.

«Benefactores, su generosidad hace mucho bien y que Dios Nuestro Señor lo tendrá muy en cuenta como méritos para ustedes y su familia».

Necesidades y retos de la vida afectiva del sacerdote

Recientemente ha publicado un libro sobre el celibato ¿Qué le ha llevado a tomar esta decisión? He tenido la suerte de compartir formaciones con más de mil sacerdotes distintos y otros tantos laicos, y hay un creciente interés en comprender y vivir mejor el celibato.

¿Así que nace de un contacto real con personas que viven el celibato, sus aportaciones y dudas? Efectivamente, del interés práctico de personas que querían ahondar en el sentido y significado de esta realidad en su vida o en la de familiares. En los últimos años he tenido muchas conversaciones sobre el celibato en reuniones de formación con sacerdotes, religiosos y laicos. Al experimentar que lo que hablábamos les daba luz y ayudaba, me pareció que ponerlo por escrito podría servir.

¿No está pasado de moda? Mi experiencia es que no, sino muy vivo y con muchas personas con ganas de vivirlo plenamente. Considero que es interesante e ilusionante hablar del celibato como una realidad propia de los católicos que aporta mucha riqueza. Sugiero que, quien quiera cuestionarse el celibato, lo haga en un ambiente festivo y de celebración, con el interés de comprenderlo, vivirlo, sentirlo y enriquecerse.

¿A qué público está dirigido? Lo he escrito principalmente para quien lo vive como vocación particular, pero también para cualquier cristiano. Tengo la esperanza de que sirva para comprender mejor cómo el celibato enriquece la vida de la Iglesia, la vida cristiana y la vocación particular de cada uno.

¿También para los casados? Sí, esto es muy luminoso porque, como dice el Catecismo, celibato y matrimonio “son inseparables y se apoyan mutuamente”. Así, espero que resulte sugerente tanto para quienes viven el celibato como para quienes lo comparten más directamente en la familia –por ejemplo, para unos padres a quienes una hija les dice que vivirá célibe– y para cualquiera que quiera aprender más sobre cómo enriquecer su vida cristiana gracias a la presencia en su vida de personas que viven el celibato.

¿Y para todos los estilos de celibato? Hay un mayor acento en el celibato de los laicos en medio del mundo y a la vez referencias y fundamentos para los factores comunes como la esponsalidad y la nupcialidad; el sacerdocio como ministerio sacerdotal y como sacerdocio común de todos los fieles; la misión específica; la eucaristía; la imitación de Cristo; el testimonio de la unión con Dios; la maternidad y paternidad, etc.

La amistad, un regalo que salva al sacerdote

Usted es médico psiquiatra y autor de un estudio sobre afectividad y vida sacerdotal. ¿Qué concluye su estudio que pueda ayudar en la vida afectiva del sacerdote? Este estudio se publica ahora en la revista académica Scripta Theologica y está accesible. Tras entrevistar a 140 sacerdotes concluimos que hay ocho dimensiones de desarrollo de la vida afectiva sacerdotal: la relación con Dios y la vida espiritual; la amistad en general con todo tipo de personas; tener un buen acompañamiento espiritual y mantenido en el tiempo; vivir la fraternidad sacerdotal de forma activa, tanto para dejarse querer como para querer; la formación permanente, tanto como actitud de fondo para tener mente de principiante como para recibir formación y estudiar los diversos y novedosos aspectos de la vida sacerdotal; el cuidado personal en lo físico (comer, dormir, ejercicio físico, aficiones) y en lo mental (descanso, límites, equilibrio en las relaciones);  el conocimiento psicológico sobre cómo funcionamos las personas; y tener una misión clara y estructurada, que facilite el servicio concreto.

¿Se encontraron con algún resultado que les sorprendiera? Sí, en lo referente a la soledad. Se generaron nuevas hipótesis de investigación sobre la soledad que sienten los sacerdotes. La refirieron como un reto y fue el principal riesgo referido, pero no sabemos si se referían a la soledad física por el aislamiento que puedan tener, a una soledad afectiva por no sentirse queridos, soledad institucional por falta de apoyo, psicológica por tener un sistema de apego inseguro, soledad pastoral por el exceso de tareas, social o emocional.

¿No tiene cierta lógica que un sacerdote cultive la soledad? Sí, es algo que planteamos en la discusión. Podría ser que no estuvieran aprovechando precisamente la soledad propia del célibe para cultivar ahí su particular y cómplice relación con Dios, un ámbito íntimo donde cortejarle. En breve comenzaremos un estudio específico sobre la soledad en los sacerdotes, con la intención de conocer mejor cuál es la que les preocupa y proponerles herramientas prácticas para solventarla. 

doctor carlos chiclana
El doctor Chiclana en un Foro Omnes.

¿Qué herramientas se conocen ya como eficaces para disminuir esta soledad? En estudios específicos con sacerdotes se han encontrado factores protectores como vivir en comunidad, la propia vida espiritual bien cuidada, contar con el apoyo de otros sacerdotes, tener una buena red social (amistad general y con otros sacerdotes), cuidar la salud y poder descansar, que el sistema organizativo sea menos jerárquico y más motivante / colaborativo, el trabajo en equipo, mantener bien los límites en las distintas dimensiones vitales, la extroversión, el optimismo y la capacidad para el compromiso. Como dice una canción de Ariel Rot: el que tenga un amor que lo cuide / y que mantenga la ilusión.

Ahora trabajo en otro estudio sobre la soledad sacerdotal sobre el que estoy en pleno trabajo de campo.

¿Trata este tema de la soledad en su libro sobre el celibato? Sí, el subtítulo del libro es “Disfruta de tu regalo”. Al ser un don que te facilita amar todo, a todos y a todas, precisamente debería ser un factor protector frente a la soledad, porque la vida del célibe está llamada a estar constantemente habitada por muchas personas, sin que ninguna se quede a vivir en tu “hogar interior” ni te quedes tú a vivir en exclusiva en ninguna. Ahora bien, tiene una proporción de soledad que es necesario tolerar y que a la vez te facilita la entrada en ese ámbito donde poder estar a solas con Dios, en esa relación espiritual exclusiva, no obstante eres sacerdote, no un coach ni un cooperante de una ONG ni un agente social.

El actual prefecto del Dicasterio para el Clero, cardenal Lazzaro You decía a Omnes que «una persona no está nunca sola si busca vivir en Dios. Nuestro Dios no es soledad, es Uno y Trino». A lo mejor esa soledad es la caja fuerte donde está escondido el tesoro y es necesario encontrar la clave y así poder cantar con san Juan de la Cruz: En soledad vivía / y en soledad ha puesto ya su nido / y en soledad la guía / a solas su querido / también en soledad de amor herido. Es una soledad donde el yo puede desprenderse del ego, del egoísmo, del narcisismo, del egotismo, y entrar en la tienda compartida con la Trinidad, sin máscaras ni ropajes.

La soledad del sacerdote puede acabar en adiciones

La soledad o el aislamiento pueden llevar también a las adicciones. Sí, es algo conocido tanto para las adicciones con sustancia como para las conductuales (juego, sexo, pornografía, pantallas), porque completan una necesidad que tienes de satisfacción y plenitud.

¿Cómo prevenirlas? Para que un adulto sacerdote puede ayudarle a prevenirlas conocer si tiene predisposición a engancharse, porque en él o en la familia hay antecedentes, por ser más impulsivo, con mayor tendencia a buscar la novedad o porque tiene ansiedad o bajo ánimo. Así, estará más pendiente y cuidará cómo atender esto.

Además, tener un diseño de la vida personal interesante, con un proyecto vital individual concreto, con objetivos y metas que le impliquen en su desarrollo. Que estén vivos y no sean robots sin iniciativa.

 Es necesario tener los pies en la realidad y saber que es fácil desarrollar hábitos perjudiciales con las pantallas, las series o la pornografía si no te cuidas. Son personas normales y corrientes. Si cuidan las ocho dimensiones antes referidas la eficacia de la prevención está asegurada.

¿Cómo buscar ayuda para salir de ellas? Basta con ir al médico de atención primaria, a un centro especializado público o privado. En los buscadores de internet aparecen inmediatamente.

Como un coche que necesita las cuatro ruedas bien puestas. ¿Cuáles serían? Biológica: tratar enfermedades de fondo, fármacos para controlar los síntomas. Psicológica: motivación para el cambio, esperanza de una vida mejor, volver a disfrutar, rehumanizarse, rellenar sus carencias y desarrollar nuevos hábitos, y estrategias de regulación emocional y de afrontamiento. Pueden servir los grupos de ayuda como Alcohólicos Anónimos, que los hay de todas las posibilidades. Actitud personal: reconocer la realidad, aceptarla, ser honrado y sincero, asumir las responsabilidades. Ambiental: será necesario un cambio de escenarios y de relaciones.

Vocaciones sacerdotales: una llamada al apoyo y a la formación

En el contexto de la distribución de los Anuarios Pontificios y el Annuarium Statisticum Ecclesiae, publicados por la Librería Editora Vaticana, y editados por la Oficina Central de Estadística de la Iglesia, se ha observado un cierto crecimiento del número de seminaristas en diferentes regiones del mundo en los últimos años. Estos datos numéricos proporcionan una visión detallada de la evolución de las vocaciones sacerdotales y su importancia para la Iglesia a nivel global.

Las vocaciones sacerdotales en todo el mundo

Según los datos proporcionados por el Anuario Pontificio 2022 y el Anuario Estadístico Eclesiástico 2020, publicados por el Vaticano, se ha observado un decrecimiento en el número de seminaristas en diferentes partes del mundo en los últimos años. Los datos reflejan, sin embargo, el interés y el incremento de la vocación de muchas personas hacia la vida religiosa.

Los informes estadísticos indican que la tendencia al alza en el número de religiosos y de católicos como un fenómeno global, aunque con variaciones regionales significativas. Áreas como África y Asia experimentan un aumento del número de vocaciones sacerdotales, mientras que en otras regiones el crecimiento pueda ser negativo.

Es importante destacar que este crecimiento no solo se refiere a la cantidad de seminaristas, sino también a la calidad de su formación y su compromiso con la Iglesia y la comunidad. La formación sacerdotal es un proceso integral que requiere no solo conocimientos teológicos, sino también valores éticos, espirituales y de servicio, entre otros.

Variación de datos numéricos y localización

Durante el período analizado, se ha observado un aumento absoluto de 16 millones de católicos bautizados en el mundo, pasando de 1.344 millones en 2019 a 1.360 millones en 2020, lo que representa aproximadamente un incremento del 1,2 %. Este crecimiento es una señal positiva que refleja el interés y la vocación de muchas personas hacia la vida religiosa y el sacerdocio. Al analizar la distribución de católicos por continentes, se destacan las siguientes tendencias:

Datos destacables del anuario pontificio y del estadístico

El anuario pontificio es una importante fuente de información sobre la Iglesia Católica a nivel mundial. Proporciona datos sobre el número de católicos en el mundo, la cantidad de sacerdotes diocesanos y religiosos, así como la evolución de las vocaciones religiosas y la vida consagrada.

1- Número de católicos en el mundo: expone que el número de católicos en el mundo ha mantenido una tendencia al alza en las últimas décadas, especialmente en regiones como África y Asia. Esta tendencia refleja el crecimiento de la Iglesia Católica en áreas con mayor población y también el esfuerzo de evangelización en distintas partes del mundo.

2- Número de sacerdotes diocesanos y religiosos: proporciona datos sobre la cantidad de sacerdotes diocesanos y religiosos en diferentes países. Este número ha experimentado variaciones significativas en diversas regiones, con áreas como África y Asia, mostrando un aumento en el número de sacerdotes. En algunas partes de Europa y América del Norte se ha observado una disminución de 4.117 sacerdotes en comparación con el año anterior.

3-Número de seminaristas y formación sacerdotal: el número de seminaristas en formación y la formación sacerdotal son aspectos clave de los anuarios. En 2019, el total de candidatos al sacerdocio era de 114.058, mientras que en 2020 disminuyó a 111.855 a nivel mundial. Esta tendencia a la baja se manifestó especialmente en Europa, América y Asia, siendo África la única región que experimentó un aumento en el número de seminaristas mayores durante ese período.

4- Evolución de las vocaciones religiosas y la vida consagrada. En cuanto a la evolución de las vocaciones religiosas y la vida consagrada, se observan cambios significativos. El número de diáconos permanentes aumentó de 48.238 en 2019 a 48.635 en 2020, representando un incremento relativo cercano al 1 %. Este aumento se destacó principalmente en el continente americano, mientras que en Europa se registró un ligero descenso en este grupo.

Por otro lado, los religiosos profesos no sacerdotes aumentaron de 50.295 en 2019 a 50.569 en 2020, con incrementos notables en África, Asia y Europa. Sin embargo, las religiosas profesas experimentaron una disminución global del 1,7 %, con Europa y América como los continentes más afectados por esta tendencia decreciente en la vida religiosa consagrada.

Importancia del apoyo a las vocaciones

El apoyo a las vocaciones sacerdotales es fundamental para el crecimiento y la vitalidad de la Iglesia Católica en todo el mundo. Los datos numéricos reflejan la necesidad de fortalecer la formación y el acompañamiento de los seminaristas para asegurar una preparación integral y comprometida con la comunidad y la fe cristiana.

La Fundación CARF desempeña un papel crucial con un apoyo económico para la formación de seminaristas, brindando oportunidades concretas para que aquellos que sienten la llamada al sacerdocio puedan recibir una educación integral.

El costo de la formación de un seminarista puede variar dependiendo del país y las circunstancias específicas, pero, en general, representa una inversión significativa en tiempo, recursos y esfuerzos dedicados. Esta inversión no solo beneficia al individuo en formación, sino que también impacta positivamente en todos los católicos al asegurar sacerdotes comprometidos y bien preparados para guiar y servir a los fieles.

También los benefactores y amigos de la Fundación CARF rezan para porque el crecimiento en las vocaciones sacerdotales es un indicador positivo para la Iglesia Católica, y el apoyo y la formación adecuada de los seminaristas son esenciales para fortalecer la presencia de la Iglesia en el mundo.

¿Cómo ayudar a los seminaristas?

Tipos de ayudas que se pueden hacer a la Fundación CARF

Trabajamos para que ninguna vocación se pierda y para que los seminaristas, una vez ordenados sacerdotes, puedan transmitir en su labor pastoral toda la luz, ciencia y doctrina recibida. Gracias a nuestros benefactores, ayudamos a la formación de los sacerdotes, difundimos su buen nombre y rezamos por su fidelidad y por las vocaciones.

Hay diferentes maneras de ayudar a los seminaristas desde la Fundación CARF:

Dona online a los seminaristas

Una vía rápida y segura para ayudar a los seminaristas, ayudar al seminario y a financiar su formación. Desde cualquier lugar, solo con tu dispositivo móvil, puedes hacer una donación siguiendo unos sencillos pasos. Selecciona la cantidad que quieres donar y si deseas hacerlo de forma puntual o recurrente. Son muchas los seminaristas que dependen de este acto de generosidad para completar sus estudios.

Dona Mochila de Vasos Sagrados

Con tu donativo de 600 euros, puedes ayudar a los seminaristas próximos a ordenarse con una Mochila de Vasos Sagrados que contiene todos los objetos litúrgicos necesarios para impartir los sacramentos y celebrar la Santa Misa allá donde esté.

Él rezará por ti el resto de su vida, y tú sabrás quién es y en qué país desarrollará su labor pastoral, para encomendar que sea santo y fiel a su vocación.

Donaciones en especie

Otro modo de ayudar a los seminaristas con su formación es realizando donaciones en especie. Las donaciones en especie son aquellas en las que, en lugar de aportar dinero, el benefactor hace una aportación de ciertos bienes: joyas, relojes, obras de arte...

La mayoría de las veces se trata de bienes valiosos que el donante ya cuenta que no disfrutará, y considera que serán más útiles si con ellos apoya a una causa noble. Los bienes recibirán una tasación profesional y, una vez subastados, el dinero que con ellos se ingrese para ayudar a las vocaciones de seminaristas, se puede desgravar.

Dona legados y testamentos para formar a seminaristas

Esta disposición testamentaria es un procedimiento que permite favorecer a una institución sin fines de lucro, como lo es la Fundación CARF. Tu legado solidario es un compromiso con el futuro y una forma de perpetuar la labor de tu vida en otros: seguir apoyando a seminaristas y sacerdotes diocesanos de los cinco continentes. Para llevarlo a cabo, basta con que decidas, en forma de todo un testamento o de una parte de legado solidario, tu deseo de ayudar a los seminaristas a través de la Fundación CARF.

Seminarios internacionales con los que la Fundación CARF colabora

Bajo la inspiración e impulso de san Juan Pablo II, el Beato Álvaro del Portillo inició en 1989 la actividad de la Fundación CARF para ayudar a los seminaristas y sacerdotes diocesanos. Actualmente más de 800 obispos de los cinco continentes solicitan anualmente para sus seminaristas y sacerdotes plazas y ayudas al estudio en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma y en las Facultades de Estudios Eclesiásticos de la Universidad de Navarra.

La Fundación CARF colabora con dos seminarios internacionales, dos colegios sacerdotales y tres colegios mayores, para que puedan recibir a seminaristas de todo el mundo que llegan a Europa para preparar su formación.

  • Seminario Internacional Sedes Sapientiae: erigido en Roma por la Santa Sede en 1991. Tiene capacidad para 85 seminaristas residentes y para sus formadores. Ocupa el antiguo Conservatorio de san Pascual Baylon, en Trastevere, muy cerca de san Pedro y de la Universidad Pontificia. Ayuda al seminario.
  • Seminario Internacional Bidasoa: erigido en Pamplona por la Santa Sede en 1988. Cuenta con capacidad para 100 residentes y diez formadores. En la actualidad ocupa una moderna construcción en Cizur Menor, cerca del campus de la Universidad de Navarra.
  • Altomonte y Tiberino: colegios sacerdotales que se encuentran en Roma. Cuentan con unas modernas instalaciones y más de un centenar de plazas para sacerdotes que estudian en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.
  • Echalar, Aralar y Albáizar: colegios mayores situados en Pamplona, que junto con la residencia Los Tilos, poseen plazas para más de 130 estudiantes que llegan de todo el mundo para estudiar en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra.

Debemos estar agradecidos a Dios por los sacerdotes. No dejemos de rezar por ellos ni de colaborar en su ministerio. Pidamos al Señor que siga dándonos muchos y buenos sacerdotes, pues el trabajo es abundante y las vocaciones escasas. Empecemos a ayudar a los seminaristas y apoyemos a los seminarios para que no falten sacerdotes que, en nombre de Cristo, cuiden al pueblo de Dios.

¿Cómo vivir la Semana Santa?

Una vez finalizada la Cuaresma, en la Semana Santa conmemoramos la crucifixión, muerte y resurrección del Señor. Toda la historia de la salvación gira en torno a estos días santos. Son días para acompañar a Jesús con oración y penitencia. Todo encaminado a la Pascua donde Cristo con su resurrección nos confirma que ha vencido a la muerte y que su corazón anhela gozar del hombre por toda la eternidad. Repasamos en este artículo cómo vivir la Semana Santa.

Para vivir bien la Semana Santa tenemos que poner a Dios en en el centro de nuestra vida, acompañándole en cada una de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico que comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

El Domingo de Ramos

“Este umbral de la Semana Santa, tan próximo ya el momento en el que se consumó sobre el Calvario la Redención de la humanidad entera, me parece un tiempo particularmente apropiado para que tú y yo consideremos por qué caminos nos ha salvado Jesús Señor Nuestro; para que contemplemos ese amor suyo —verdaderamente inefable— a unas pobres criaturas, formadas con barro de la tierra.” - Cómo vivir la Semana Santa. San Josemaría, Amigos de Dios, n. 110.

El Domingo de Ramos recordamos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Los ramos nos hacen recordar la alianza entre Dios y su pueblo, confirmada en Cristo.

En la liturgia de este día leemos estas palabras de profunda alegría: "los hijos de los hebreos, llevando ramos de olivo salieron al encuentro del Señor, clamando y diciendo: Gloria en las alturas".

El Jueves Santo

“Nuestro Señor Jesucristo, como si aún no fueran suficientes todas las otras pruebas de su misericordia, instituye la Eucaristía para que podamos tenerle siempre cerca y –en lo que nos es posible entender– porque, movido por su amor, quien no necesita nada, no quiere prescindir de nosotros. La Trinidad se ha enamorado del hombre.” Cómo vivir la Semana Santa - San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 84.

El Triduo Pascual comienza con la Santa Misa de la Cena del Señor. El hilo conductor de toda la celebración es el Misterio pascual de Cristo. La cena en la que Jesús, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el testamento de su amor e instituyó la Eucaristía y el sacerdocio.  Al terminar, Jesús se fue a orar al Huerto de los Olivos donde después fue prendido.

Por la mañana, los obispos se reúnen con los sacerdotes de sus diócesis y bendicen los santos óleos. El lavatorio de los pies tiene lugar durante la Misa de Cena del Señor.

El Viernes Santo

“Al admirar y al amar de veras la Humanidad Santísima de Jesús, descubriremos una a una sus llagas (...). Necesitaremos meternos dentro de cada una de aquellas santísimas heridas: para purificarnos, para gozarnos con esa sangre redentora, para fortalecernos. Acudiremos como las palomas que, al decir de la Escritura, se cobijan en los agujeros de las rocas a la hora de la tempestad. Nos ocultamos en ese refugio, para hallar la intimidad de Cristo.” Cómo vivir la Semana Santa - San Josemaría, Amigos de Dios, n. 302.

El Viernes Santo llegamos al momento culminante del Amor, un Amor que quiere abrazar a todos, sin excluir a nadie, con una entrega absoluta. Ese día acompañamos a Cristo recordando la Pasión: desde la agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos hasta la flagelación, la coronación de espinas y la muerte en la Cruz. Lo conmemoramos con un Vía Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.

La liturgia nos enseña cómo vivir la Semana Santa el Viernes Santo. Comienza con la postración de los sacerdotes, en lugar del acostumbrado beso inicial. Es un gesto de especial veneración al altar, que se halla desnudo, exento de todo, evocando al Crucificado en la hora de la Pasión. Rompe el silencio una tierna oración en la que el sacerdote apela a la misericordia de Dios: “Reminiscere miserationum tuarum, Domine”, y pide al Padre la protección eterna que el Hijo nos ha ganado con su sangre.

El Sábado Santo y la Vigilia Pascual

“Se ha cumplido la obra de nuestra Redención. Ya somos hijos de Dios, porque Jesús ha muerto por nosotros y su muerte nos ha rescatado". Cómo vivir la Semana Santa - San Josemaría, Via Crucis, XIV estación.

¿Cómo vivir la Semana Santa el Sábado Santo? Es un día de silencio en la Iglesia: Cristo yace en el sepulcro y la Iglesia medita, admirada, lo que ha hecho por nosotros el Señor. Sin embargo, no es una jornada triste. El Señor ha vencido al demonio y al pecado, y dentro de pocas horas vencerá también a la muerte con su gloriosa Resurrección. “Dentro de un poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver” Jn 16, 16. Así decía el Señor a los Apóstoles en la víspera de su Pasión. Este día, el amor no duda, como María, guarda silencio y espera. El amor espera confiado en la palabra del Señor hasta que Cristo resucite resplandeciente el día de Pascua.

La celebración de la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo es la más importante de todas las celebraciones de la Semana Santa, porque conmemora la Resurrección de Jesucristo. El paso de las tinieblas a la luz se expresa con diferentes elementos: el fuego, el cirio, el agua, el incienso, la música y las campanas.

La luz del cirio es signo de Cristo, luz del mundo, que irradia y lo inunda todo. El fuego es el Espíritu Santo, encendido por Cristo en los corazones de los fieles. El agua significa el paso hacia la vida nueva en Cristo, fuente de vida. El aleluya pascual es el himno de la peregrinación hacia la Jerusalén del cielo. El pan y del vino de la Eucaristía son prenda del banquete celestial.

Mientras participamos en la Vigilia pascual reconocemos que el tiempo es un tiempo nuevo, abierto al hoy definitivo de Cristo glorioso. Este es el día nuevo que ha inaugurado el Señor, el día “que no conoce ocaso” (Misal Romano, Vigilia Pascual, Pregón Pascual).

Domingo de Resurrección

“El tiempo pascual es tiempo de alegría, de una alegría que no se limita a esa época del año litúrgico, sino que se asienta en todo momento en el corazón del cristiano. Porque Cristo vive: Cristo no es una figura que pasó, que existió en un tiempo y que se fue, dejándonos un recuerdo y un ejemplo maravillosos”. Cómo vivir la Semana Santa - San Josemaría, Homilía Cristo presente en los cristianos.

Este es el día más importante y más alegre para los católicos, Jesús ha vencido a la muerte y nos ha dado la Vida. Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir en compañía de Dios. La Pascua es el paso de la muerte a la vida. El Domingo de Resurrección marca el final del Triduo Pascual y de la Semana Santa e inaugura el periodo litúrgico de 50 días llamado Tiempo de Pascua, que finaliza con el Domingo de Pentecostés.

¿Cómo vivir la Semana Santa? Pidamos a Dios que esta semana que está a punto de comenzar nos llene de esperanzas renovadas y fe inquebrantable. Que nos transforme en mensajeros de Dios para proclamar un año más que Cristo, el Divino Redentor, se entrega por su pueblo en una cruz por amor.

Cómo vivir la Semana Santa según el papa Francisco

«Vivir la Semana Santa es entrar cada vez más en la lógica de Dios, en la lógica de la Cruz, que no es en primer lugar la del dolor y la muerte, sino la del amor y la de la entrega de sí mismo que da vida. Es entrar en la lógica del Evangelio».

Papa Francisco, 27 de marzo de 2013.